sábado, 14 de septiembre de 2013

Tempestad.

 Cuando no quedara nada, ni siquiera el polvo de los pedazos que rompiste, querrás regresar. Yo estaré con mi puerta abierta...
 Estaré sentado en el tejado mientras se aleja y el olor de la lluvia se trasforma en recuerdo. Habré usado un poco de lo que dejaste para reparar los pedazos de mis muros; mis ventanas abiertas y oscuras serán ojos ciegos que no querrán ver tu regreso. 
 Sólo la luz de un candil me tendrá compañía mientras el frío abraza mis sábanas. Sentiré tu fuerza, como la última vez que llegaste, llevándote todo lo que tenía.
 Y así será...

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