Otros duermen.

La noche nos rompe en dos. Nos saca por la ventana, nos arrastra por las calles y en pedazos se te escapa.
La noche se cae sola, nos grita , sonríe , habla.
La noche se vuelve joven, tacones, luces, un salto.
La miran desde las puertas, entre calles y un palacio.
Caminar seguro y goce, caminar de sombras, hablo...
La noche se vuelve fuego entre aquelarres y encanto.
Empuja su puerta con calma y te encierra entre sus danzas. Abre las piernas la noche, se vuelve fuego, te envuelve, entre sus besos de llamas.
La noche te observa oscura desde la cúpula alta. La noche abandona algunos, a nosotros , nos reclama.
Te va dejando sin fuerzas, castigado allá en su cama. Lecho de madera ardiente y caricias añoradas .
La noche se burla de otros, los inciertos y sin alma.
Mi noche se evoluciona, mi noche es tu madrugada.

Opresión .

Una gota de sudor se desliza desde el codo, lentamente , dejando una huella húmeda que llega hasta la empuñadura metálica . Casi se puede escuchar cuando acaricia el frío metal hambriento de cuerpos vivos . La mirada recorre el horizonte lleno de siluetas , algunas que casi no respiran, otras que rezan sus paganas plegarias de lanzar sus almas con honor hacia el desconocido umbral.
La aurora , cual señal silenciosa , hace que los músculos despierten del letargo nocturno . Aglomeración de seres, que se mueven como uno, toman su puesto y avanzan hacia un día más o hacia un reencuentro con sus ancestros.
Las flechas alzan su trayectoria aérea y nublan el cielo, cual espectáculo de enjambre con sus aguijones mortales, listos para su cometido. Quejidos, imprecaciones, palabras sin sentidos quedan al final del vuelo mortal .
Momento de lanzas y espadas, fragor infinito, choque de mareas. La primera embestida alza el polvo que busca cobijo entre heridas y bocas abiertas. Veteranos y jóvenes en la misma línea, separados por estocadas, tajos, mandobles que forman una sinfonía que se puede escuchar a millas de distancia.
La gota besa el principio de la empuñadura y pasa al filo... Espada levantada sobre todos, cual castigo divino cercena miembros y destruye familias, llenando Caronte de pasajeros incrédulos ante la fatal suerte.
Un grito se siente brotar de el mismo centro : LIBERTAD!
Como un mana para los guerreros, estos apelan a sus últimas fuerzas... Resplandor de relámpago es lo último que ven aquellos que extraen sus armas de la carne de los caídos. El tiempo se detiene abriendo paso a una fina lluvia que purifica y lava todo aquello que encuentra a su paso. La partitura termina sin ser escrita y todos miran hacia la colina que sin poder moverse ha quedado de testigo. Sobre ella la diosa Iris dibuja su arco y alguien sonríe con la vista perdida entre cuerpos sin vida.